lunes, 22 de noviembre de 2010

Tool - Lateralus



Fundada a principios de los años 90, la banda norteamericana Tool despuntó en la escena alternativa del rock con trabajos como “Undertow” o “Ænima” donde ya daban síntomas de su complejo sonido oscuro y enrevesado, siendo “Ænima” el mejor ejemplo convirtiéndose con el tiempo en una obra de culto para los entusiastas y un éxito para el grupo tras adjudicarse un premio Grammy y alzarse hasta el segundo puesto en el top 200 Billboard.

Lateralus se convirtió en el 3er LP de la banda tras 5 años de espera y un sinfín de problemas con la discográfica de la banda. Los proyectos paralelos de algunos de sus miembros también afectaron, como es el caso de el cantante Maynard James Keenan que estaba inmerso en el primer disco de “A Perfect Circle” y también desarrollando su proyecto “Tapeworm” junto a Trent Reznor de Nine Inch Nails, banda que finalmente no se llevó a buen puerto y derivó en lo que hoy conocemos como “Puscifer”.

Lateralus es un disco de 13 temas y casi 79 minutos de duración increíblemente denso pero lleno de detalles hasta extremos matemáticos donde la teoría de la sucesión de Fibonacci es perceptible en la canción que da nombre al LP o incluso en el mismo desarrollo del álbum, algo en lo que profundizaré luego. El sonido global se ha suavizado con respecto a “Ænima”, manteniendo un aura oscura en todo el largo y un tempo más bien pausado y sosegado, pero esta vez se han añadido más pasajes tribales y una atmósfera más etérea y mística. Era algo necesario, ya que Lateralus trata mucho en esta ocasión sobre el alma, el espíritu o el “tercer ojo” que ya nos presentaran en anteriores ocasiones, como en el tema “Third Eye”.



Los chicos de Tool siguieron por la senda de desarrollos largos compaginados con interludios cortos, algo que notaremos nada más empezar el disco con los dos primeros temas. La potencia sonora tanto instrumental como vocal sigue presente en cortes como “Parabola” o “Ticks & Leeches “, y la voz de Keenan luce potente y llena de vitalidad en cortes como “The Grudge” con gritos ininterrumpidos que alcanzan casi el medio minuto de duración, o la propia “Ticks & Leeches”, donde Maynard sufrió de afonía durante algunas semanas tras la grabación de dicha canción (consecuentemente, tampoco suelen tocarla en directo). Por otro lado los pasajes más sosegados como “Reflection” (la más larga del disco) o “Parabol” dejan al descubierto el lado más atmosférico y tribal de Tool, con mucha calma pero con cierta intranquilidad en el ambiente por el tono oscuro que suelen adoptar.

Los singles del álbum cumplen a la perfección y son probablemente los temas que más gustarán en una primera escucha. Concretamente “Schism” también ganó un premio Grammy en su día como mejor canción de metal. Los videos de la banda siguen siendo tan abstractos como los que vimos en “Undertow” o “Ænima”, basados en pesadillas del guitarrista del grupo, Adam Jones. En ellos volvemos a tener un despliegue visual exquisito que contrasta con lo metafórico de su contenido y cierto grado de repulsión en sus escenas. La obsesión por la anatomía humana y el misticismo queda bien patente en ellos, sobre todo en “Parabol/Parabola”.


La sucesión Fibonacci en Lateralus

El tercer LP de Tool escondía un secreto difícil de percibir en un principio, pero que está cuidadosamente estudiado y camuflado para disfrute de los que quieren dale una vuelta de tuerca a las cosas. Partimos de la base de que el orden que establece en principio el disco no es el correcto. Para averiguarlo hay que ir hasta la canción que da nombre al disco, “Lateralus”.


La primera relación que encontramos es el minuto  y 37 segundos inicial de música hasta el momento en el que Keenan comienza a cantar. Ese tiempo equivale a 1,617 minutos, la cifra más cercana al número áureo (Φ= 1,618). El número áureo es una cifra hallada presente en gran cantidad de elementos del universo, y sobre todo en las formas espirales. En física es un número clave al igual que lo es por ejemplo “pi”. La sucesión de Fibonacci es una función recursiva donde se empieza desde el 0 y seguidamente el 1. El siguiente número que sucede es el resultante de la suma de los dos, siendo la secuencia así: 0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55… Estos números materializados físicamente dan origen a una espiral como indica el siguiente dibujo:

La siguiente relación que encontramos en el tema “Lateralus” se halla en la sucesión de palabras que Keenan empieza a cantar. Las silabas siguen el orden de la sucesión de Fibonnaci tal y como podemos extraer en uno de los trozos de la canción:

[1] black
[1] then
[2] white are
[3] all I see
[5] in my infancy
[8] red and yellow then came to be
[5] reaching out to me
[3] lets me see
[2] there is
[1] so
[1] much
[2] more and
[3] beckons me
[5] to look through to these
[8] infinite possibilities
[13] as below so above and beyond I imagine
[8] drawn outside the lines of reason
[5] push the envelope
[3] watch it bend


Además de la letra, la propia secuencia de batería de Danny Carey  vista desde su partitura (aseguran distintos bateristas) es una sucesión de Fibonacci del 13: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13. Tanto la letra como la rítmica de la batería siguen una secuencia del 13 para ligarla con el propio disco, el cual está formado por 13 temas.


La tercera “pista” demostrada sobre la relación entre Lateralus y la espiral áurea es la misma letra de la canción. Algunas secciones del tema hacen referencia directa a la espiral, y hablan directamente hacia el oyente, indicándole que deben seguir la espiral:


“…to swing on the spiral of our divinity & still be a human.”
*… para nadar en la espiral de nuestra divinidad y seguir siendo un humano.

“we'll ride the spiral to the end & may just go where no one's been.”
*Seguiremos la espiral hasta el final e iremos donde nadie ha estado

“Spiral out. keep going”
*Espiral hacia fuera, continúa.

La letra dice claramente que hay que seguir la espiral desde dentro hacia fuera. Si trasladamos esto al disco de manera global, encontramos que el centro es 6,5 (ya que tiene 13 temas). Sin embargo no existe una canción “6,5”, por lo que la primera canción sería “Parabol”, la canción número 6, que además es la que conecta de manera más notable con la que le sigue “Parabola”. Por lo tanto, el orden “real” del disco es: 6,7,5,8,4,9,3,10,2,11,1,12,13.

Aunque en un primer momento pueda parecer que solo Parabol/Parabola conectan perfectamente, hay relación directa entre varias canciones del disco siguiendo el orden espiral.  “Schism” empieza con una secuencia de acordes que resultan ser el arpegio con el que finaliza “Parabola”. De hecho, el inicio de “Schism” es un reflejo de la última secuencia de “Parabola”, cumpliendo la función física de una parábola (una sección cónica simétrica entre ejes, con efecto reflejo). “Schism” a su vez finaliza con una secuencia de batería tribal, la cual suena nuevamente en “Ticks & Leeches” de manera invertida, repitiendo los dos últimos ritmos. La última conexión perfectamente visible se encuentra en la canción “Ticks & Leeches” cuando Keenan cierra el tema cantando:


“I hope you choke”
*Espero que te atragantes

“Mantra” es el siguiente tema del orden espiral, un interludio algo perturbador donde se escucha como una voz de un animal quejándose. Tras la relación con “Ticks & Leeches”, se puede apreciar que se trata de un hombre ahogándose.


A partir de aquí la secuencia se diluye y no es tan evidente, pero teniendo en cuenta que la siguiente canción en la espiral sería “Lateralus”, hay que seguir haciendo caso del mensaje del tema: “Sigue la espiral hacia fuera”.

Hay varias teorías más sobre la relación de los temas entre sí e incluso con otros discos. Se cree que algunas de las canciones se entrelazan con otras del disco “Ænima”, que otros instrumentos de otros temas siguen otras sucesiones de Fibonacci… sea lo que sea, no son teorías demostradas ni admitidas por la propia banda.

Lateralus es una obra que va más allá de la música. Utiliza las matemáticas puras y duras para crear una lógica enrevesada acorde con la gran admiración de la banda por todo lo relacionado con lo universal y lo espiritual. Como disco, está lleno de detalles y matices que requieren mucha apreciación y una mente muy abierta (sobre todo en secuencias tan abstractas como “Faaip de Oiad”), conceptualmente es una obra de la que puedes sacar mucho más de lo que se ha explicado aquí, y va un paso más allá de la mera música.

(* = traducciones aproximadas)

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